Silvina Soria. Sobre mí.

    De pequeña siempre estuve involucrada en lo artístico. Artes plásticas, música, teatro... a tal punto que a los veintitantos tuve que tomar una decisión para hacer foco en una de estas disciplinas, si bien todo estaba unido por la misma sensibilidad y necesidad de expresión. Así fue como me dediqué de lleno a la carrera de Bellas Artes, desde un acercamiento muy tradicional e incursionando en diversas técnicas.  Además, mi anhelo de contribuir socialmente me impulsó a la docencia y la gestión de eventos artísticos y culturales, donde encontré la oportunidad de fusionar mi pasión con mi deseo de impactar a otros.

    Hoy día me gusta reconocerme en el perfil de viajera. Viajera por placer, porque me gusta descubrir nuevos paisajes y culturas, y viajera de echar anclas por ahí, de alma migrante. Nací en una ciudad no tan pequeña, pero con poco duende, como dicen en España, y a los 18 me fui a vivir Buenos Aires, donde estudié y trabajé durante 10 años. Esa fue mi base para recorrer mi país participando de muchos simposios de escultores y para dar fuerza a mi sueño de vivir al otro lado del charco... por un tiempo. Así, en 2009, partí a París para participar en una residencia de artistas y luego a Londres. Lo que pensaba que serían solo unos cuantos meses, se convirtieron en 10 años, maravillosos, aunque sin desdeñar el frenético ritmo de esa ciudad. Taller, primeros pasos en la joyería escultórica, docencia y una organización de arte sin fines de lucro de la que fui coordinadora de proyectos y directora durante siete años. Estas diferentes perspectivas y acercamientos al mundo del arte, como artista, a nivel educativo y de divulgación cultural, me han dado diversas herramientas para desarrollar una visión global con amplia perspectiva.

    2018. Año clave, uno más. Dos residencias de artistas en medio de las montañas, incluídas dos semanas de amanecer con el canto de los pájaros en Sant Joan de Penyagolosa, me hicieron dar cuenta de que quería vivir más mañanas cerca de la naturaleza. Así llegó el momento de tomar una decisión, volver a Argentina o encontrar algún lugar de España donde echar raíces. Y Valencia apareció en el horizonte. Amor a primera vista. A pesar de establecerme, mi espíritu viajero persiste, ofreciendo cursos en Barcelona, Londres, Cerdeña y más. Esta diversidad de experiencias y compartir mi pasión en diferentes idiomas, me ha brindado una perspectiva y una capacidad únicas para llegar a diversas audiencias, lo cual es una gran motivación para mí.

    Siempre abierta a nuevos desafíos, mi objetivo es difundir la magia del arte y empoderar a través de oficios tradicionales desde una perspectiva creativa. Si estás interesado en visitar mi taller o unirte a mis cursos, no dudes en contactarme.

    ¡Y si quieres uno de mis cursos en tu ciudad, mi maleta siempre está lista para descubrir nuevos destinos y compartir mi arte!